martes, 9 de julio de 2013

Julio Galán...uno de los iniciadores de neomexicanismo


Primero definamos neomexicanismo.
Este surgió a finales de los 70's principios de los 80's 
Se manifiesta debido a los cambios sociales en México como el terremoto del 85, las devaluaciones, el rock en español y otros mas. Los artistas quisieron retratar el comportamiento de la sociedad actual y esa necesidad de rescatar la identidad. Con obras caracterizadas por utilizar símbolos patrios y religiosos además de tomar el colorido y material del arte popular así como la memoria de la cultura indígena.

Cabe destacar que estos artistas encontraron eco mas allá de las fronteras, logrando un exito financiero, además de un gran desafío al buen gusto con un festín de contradicciones.





 La pintura de Galán perturba y atrae a la vez. Despierta los secretos más oscuros de nuestra existencia y nos provoca admiración y repulsión al mismo tiempo. El observador se obsesiona y regresa a mirar mirarse en esos julios niños y adultos, seres duales, grotescos y finísimos, hombre y mujer sin sexo, iguales y distintos en cada cuadro. Despierta la fantasía infantil dormida en nuestra memoria y apela a la sensualidad adulta, por eso es incómoda.

A través de su pintura uno experimenta la libertad, rompe con los paradigmas de los concreto, lo abstracto y lo figurativo, desborda conceptos con sueños e imágenes rebeldes que acarician pasiones.
Durante los últimos diez años, Galán ha sido insignia protagonista de esta generación que creció en la modernidad y se rompió con la deconstrucción de los discursos posmodernos. Su obra ha encontrado el interés de un público cada vez más amplio y diverso internacionalmente, como lo demuestra su curriculum, con exposiciones en Nuevo York, los Angeles, Amsterdam, Rottendam, París, Roma, Sevilla, etc., así como su cada vez más frecuente participación en exposiciones colectivas de importancia, organizadas por instituciones culturales de Europa y Estados Unidos. El interés que ha despertado la obra de Galán es ya la de un sólido reconocimiento crítico internacional y de un atento seguimiento de parte del público más lucido. Por lo prolífico de su producción, su obra se encuentra dispersa en numerosas colecciones institucionales y privadas de Europa, Norte y Sudamérica, sin haber sido exhibida hasta ahora con la amplitud y profundidad que ameritan su complejidad y riqueza.
 "Desde los cuadros que recrean los sueños de la infancia hasta los que recogen los encarnizados juegos del presente, su mundo se sostiene y se afirma en una sensualidad que se muestra de manera directa o bien se guarda tras elaboradas metáforas, y donde la ironía se encarga a menudo de mantener las emociones a su debida distancia. En ese recorrido otra lucha de opuestos se desliza como trama paralela, la que enfrenta lo sagrado con lo profano."1
"A los 21 años Galán empezó a exponer en una de las galerías más prestigiosas del poderoso estado (sic) de Monterrey, de allí pasó al Soho neoyorquino y a Europa. Se diría que Galán es el modelo de artista que triunfó en los años 80, un momento de gran incidencia del mercado en la producción artística, de eufórica promoción de la juventud y de corrección política que llevó -en el hemisferio norte- a festejar todo lo que tuviera que ver con minorías étnicas, políticas o sexuales. Su mundo, corrosivamente autorreferencial, encaja perfectamente en esa espectacularización de lo privado que adquirió una vigencia sin precedentes en aquellos años." 2
Sus pinturas nos recuerdan al carnaval3, lo funambulesco, la dualidad, ese espacio de tiempo en el cual la vida cotidiana se pone de cabeza y ese mundo al revés que muestra descarnadamente la verdad oculta en los barrotes de la moral conservadora. Un mundo en cambio permanente, ondulante, reflejado en el espejo de los días, que se mueve como se mueve su pintura, como el mismo Galán decía:


Todo va asociado a mi vida personal, por ello a medida que yo voy cambiando, también van cambiando mi pintura y en general todo lo que hago, las esculturas, lo que escribo, los conceptos, la apreciación de la obra o los temas, varían. Yo siempre estoy en movimiento, inquieto, soy muy curioso y muy arriesgado en mi vida personal y también en mi trabajo. No me gusta estancarme, me gusta estar vivo, sentirlo y seguro que mi pintura esté viva.
1 Ver Raquel Tibol en la red, La Jornada 5 junio 2008
2 ibidem
3 Ver Mijail Bajtin, La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento, FCE